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El aluminio, clave en la construcción sostenible que nos sitúa un paso más cerca de la Economía Circular en 2030

La sostenibilidad y el cuidado del medio ambiente son premisas clave del sector de la construcción y la edificación a día de hoy. Valores que arquitectos, diseñadores y agentes del sector tienen ya muy en cuenta a la hora de desarrollar sus funciones. No obstante, como alertan los expertos en la materia, es necesario hacer más si queremos lograr una Economía Circular en 2030.

De hecho, organismos como el Green Building Council España (GBCe), del que la Asociación Española del Aluminio (AEA) -que representa a más de 600 empresas del sector- forma parte desde 2016, aseguran que la edificación sólo será sostenible si se impulsan con urgencia medidas como su descarbonización, su renovación integral y la racionalización de la nueva construcción. Líneas de actuación con las que la AEA comulga y en pro de las que la industria del aluminio lleva años trabajando en base al “Plan de Acción del Aluminio Circular”, presentado por European Aluminium, donde se expone la estrategia del sector para alcanzar un futuro con menos residuos y menos emisiones. Sobre todo, teniendo muy presente que la construcción y la arquitectura son uno de los principales motores de la industria del aluminio.

El aluminio se recicla en un 95% sin merma de sus cualidades y ofrece prestaciones de durabilidad y resistencia como ningún otro material.

“Seguiremos contribuyendo en todo lo que esté en nuestra mano por difundir la necesidad de desarrollar un sector de la construcción respetuoso y comprometido con el entorno y los valores medioambientales. En este sentido, nos enorgullece ser los abanderados de un material como el aluminio, tan duradero, con altísimas tasas de reciclaje efectivo y con la capacidad de ser reciclado infinitas veces”, explica el secretario general de la AEA, Gonzalo de Olabarria.

En este sentido, y según la Declaración Ambiental de Producto (DAP) realizada para el sector, el aluminio es uno de los materiales más reciclados del mundo con una tasa de recuperación del 95%. “De ahí que ya esté considerado”, añade de Olabarria, “como material clave para una construcción sostenible que ha de pasar, de forma imperativa, por la rehabilitación y el aprovechamiento de materiales de la edificación tras su demolición”. Ademas, otro dato a tener en cuenta es que el 75% de todo este metal que se ha fabricado desde sus orígenes se encuentra actualmente en uso, estando gran parte del él en carpinterías, fachadas, vallas, escaleras, etc. de los parques inmobilarios del mundo.

Ventajas del aluminio para una construcción sostenible

Material circular hoy y siempre. La tasa de recuperación de productos de aluminio en el sector de la construcción puede superar el 95%. El aluminio se recicla sin merma de sus cualidades y la energía que precisa su proceso de reciclado apenas alcanza el 5% de la energía que fue necesaria para producir el metal inicial. Este proceso de reciclaje siempre se ha realizado y puede seguir realizándose de forma indefinida, garantizado por el valor intrínseco de la chatarra.

Alcanzar los objetivos de la Economía Circular pasa por rehabilitar aún más el parque inmobiliario actual y racionalizar la nueva construcción.

Alta resistencia. Esta propiedad única, tan demandada y valorada, sobre todo, en industrias como la de la construcción, permite cumplir con especificaciones de rendimiento requeridas, reduciendo al mínimo la carga muerta sobre estructuras. Por otra parte, el bajo peso específico del aluminio facilita su transporte y manejo, reduciendo el riesgo de lesiones relacionadas con el trabajo.

Alto poder reflector y conductividad térmica. Debido a esta propiedad, el aluminio es muy adecuado para la industria de la iluminación. Colectores solares de aluminio y reflectores de luz pueden ser instalados para reducir el consumo energético de iluminación, así como la calefacción en invierno. También se fabrican protecciones solares de aluminio que reducen la necesidad de aire acondicionado en verano. Además, el aluminio es un buen conductor del calor, por lo que resulta un material excelente para intercambiadores de calor de sistemas de ventilación, o de colectores solares térmicos.

Aislamiento. De forma independiente, las carpinterías de aluminio con rotura de puente térmico, ofrecen las máximas prestaciones de aislamento para ventanas y fachadas donde es necesario.

La AEA forma parte, desde abril de 2016, del Green Building Council España (Consejo para la Edificación Sostenible en España).

No es tóxico. Los productos de aluminio no representan un peligro para los usuarios o el medio ambiente circundante. Los productos de aluminio no tienen efectos negativos, ya sea en la calidad del aire, en el suelo, o las aguas superficiales y subterráneas.

Seguro en caso de incendio. El aluminio es ignifugo y se clasifica como un material “no-combustible”. Los tejados industriales y las paredes exteriores, por ejemplo, se construyen, cada vez más, en paneles delgados de aluminio, permitiendo la evacuación del calor y el humo en caso de que se fundieran en un gran incendio.

Cientos de acabados. El aluminio puede ser anodizado o pintado en cualquier color y efecto óptico, utilizando diferentes acabados de superficie, con el fin de satisfacer las necesidades decorativas de cualquier diseñador. El anodizado y lacado sirven también para aportar mayor durabilidad al material y aumentar su resistencia.

Larga vida útil. Los productos de aluminio son resistentes al agua, a la corrosión e inmunes a los efectos dañinos de los rayos UVA. Esto garantiza un rendimiento óptimo durante un largo periodo de tiempo.

Bajo mantenimiento. Aparte de la limpieza por razones estéticas, el aluminio no requiere de ningún mantenimiento específico, lo que se traduce en un ahorro de costes importante y en una ventaja ecológica durante la vida útil del producto.